Situado en el borde el pueblo de Dargavs, o la Ciudad de los Muertos, en la república del Norte de Osetia-Alania, en Rusia, esta un antiguo cementerio o necrópolis. El cementerio está situado en la ladera de una colina que domina el verde valle del río Fiagdon, con varios acantilados y picos de 4.000 metros que se asoman arriba.
El cementerio cuenta con casi 100 antiguas criptas de piedra donde las personas que vivían en el valle fueron enterrados por sus seres queridos, junto con la ropa y pertenencias. Las tumbas tienen forma de chozas con techos curvos que van hacia el interior en intervalos con un pico puntiagudo en la parte superior, típico de la arquitectura Nakh. Algunas de estas criptas van desde los 2 a 4 pisos de altura.
Imagen superior: Sergey Mukhamedov
Imagen: Sergey Mukhamedov
Las criptas más pequeñas tienen lados planos en la parte delantera y la parte de atrás pero en los lados se curvan hacia adentro y la más pequeña de las criptas carecen de techo en su totalidad. Las paredes están hechas de bloques de piedra y argamasa de cal o más probable arcilla-cal. Las paredes tienen ranuras cuadradas para poner allí los cadáveres.
La primera mención de la ciudad de los muertos se remonta a principios del siglo 14. Los antepasados de los Osetios se establecieron en las cinco cadenas de montañas, pero la tierra era tan costosa que se vieron obligados a elegir el lugar más ventoso y el lugar más inservibles para su cementerio.
Imagen: Sergey Mukhamedov
Hay un montón de mitos y leyendas que rodean el lugar. En el pasado, los locales trataron de evitar ir a la Ciudad de los Muertos, ya que se creía que cualquiera que se atreviera a caminar en ella nunca saldría con vida. Incluso ahora casi no hay turistas de las cercanías, a pesar de esto se lo atribuye a la dificultad de viajar allí en vez de a la maldición.
Según una leyenda, una plaga azotó a Osetia en el siglo 17. Para aislarse del pueblo, las víctimas voluntariamente en cuarentena por sí mismos se adentraban en las paredes de las chozas y pacientemente esperaban su sentencia. Ellos sobrevivían con escasas raciones de pan aportados por los lugareños simpatizantes. Cuando murieron, sus cadáveres fueron dejados para pudrirse dentro de estas cabañas.
Imagen: Sergey Mukhamedov
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Imagen: wikimedia - Rartat
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